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Un hombre de guerra en un proceso de paz

Un hombre de guerra en un proceso de paz

LAURA GÓNZALEZ - 40 muertos, 100 heridos y, de esos 100 heridos, 45 niños no mayores de diez años. Titulares como éste se leen todos los días en los periódicos. Uno eclipsa al del día anterior, y el de ese día será olvidado por el del siguiente. Se trata de uno de los conflictos más largos de nuestra historia contemporánea. Una tierra y dos pueblos. Dos pueblos luchando por una tierra: Palestina. ¿Quién estaba primero? Golda Meier lo tuvo bastante claro. Se trataba, según ella, de “una tierra sin pueblo para un pueblo (el judío) sin tierra” y bajo este “razonamiento” se ha ido justificando la presencia israelí en la zona a través de los años.

Junto con los titulares de los asesinados por el Ejército Israelí, leemos también otros sobre los pasos de “buena voluntad” que se dan para poner fin a esta locura. Y estos días, como ya hicieran en su momento otros tantos, se ha paseado por allí, un auténtico “pacificador”: George Bush. Coincidiendo con el final de su segundo mandato y tras la conferencia de Annapolis en el mes de Noviembre para relanzar el proceso de paz, el señor Bush ha hecho un viaje, más bien simbólico, con la intención de hacer todo lo posible por alcanzar un acuerdo para la formación de un Estado palestino antes del 2009 (lo cual suena cada día más irreal) y a su vez, buscar el apoyo de los gobiernos árabes contra Irán. Lo curioso es que ya en el programa electoral de su primera elección incluía el compromiso de buscar una solución para que ambos estados, el israelí y el palestino, pudieran convivir en paz. ¿Qué es lo que ha pasado para posponerlo tanto? Quizá el bombardeo de Afganistán, la guerra de Irak, el apoyo a Israel en el Líbano, la lucha contra Irán, etc. Antes de retirarse a su rancho de Texas, ha querido hacer su última obra de “caridad”. ¿Pero qué se puede esperar del presidente estadounidense más pro israelí de la historia?

El Estado que representa este hombre es quien facilita precisamente los aviones, tanques y proyectiles al Estado hebreo para que pueda llevar a cabo los castigos colectivos e indiscriminados contra los territorios ocupados y en concreto, sobre Gaza. Tras la suspensión de las ayudas económicas de la Comunidad Internacional y las fuertes medidas de presión adoptadas por Israel (prohibición de abastecer de agua, combustibles, medicamentos, electricidad, alimentos, etc) se ha desencadenado una grave crisis humanitaria en la Franja de Gaza de la que huyen miles de palestinos cruzando la frontera con Egipto. Huyen de la violencia y del bloqueo al que se ven sometidos diariamente ante la pasividad de la Comunidad Internacional, más centrada en reinaguraciones de procesos de paz y caminos de negociación que en frenar esta violación continua de derechos humanos.

Si realmente se quiere acabar con el conflicto palestino-israelí estos caminos hacia la paz deberían incluir el reconocimiento de un Estado palestino definido territorialmente por las fronteras legales aprobadas por la ONU, que incluyera la Jerusalén árabe, el regreso de los millones de refugiados y el desmantelamiento de los asentamientos israelíes. De momento, el Presidente Bush únicamente va a hacer mención a éste último punto, pidiendo a Israel que proceda a hacer desaparecer dichas colonias israelíes en territorio palestino. ¿Pero cómo negociar con un Estado que lleva incumpliendo sistemáticamente todas las resoluciones de la ONU, que ya se comprometió en la Conferencia de Annapolis a retirarse de los asentamientos ilegales, y que no solo no lo ha hecho, sino que ha creado más, que alegando su derecho a defenderse sigue construyendo un muro ilegal al más puro estilo apartheid, que arremete contra civiles y no civiles, hombres, mujeres y niños? ¿Cómo avanzar en el proceso de paz con la visita de un hombre que ha perdonado siempre, en nombre de la seguridad de Israel, sus violaciones?

La gran mayoría de los palestinos lo único que quieren es que se les deje vivir en paz. Que se acaben los registros, los toques de queda y la violencia diaria. Que puedan moverse libremente por su territorio, sin Muros, sin check points... Que puedan trabajar y sacar adelante a su familia. Que puedan construir pacíficamente, sin intromisiones ni obstáculos basados en intereses políticos y económicos, su ESTADO.

Es hora de reconocer de una vez la deuda histórica con esta tierra, que sí tiene un pueblo, y con este pueblo, que sí tiene derecho a su tierra.

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